Desvíate por donde no hay sendero, guadaña el camino; dale duro.
Cuando los pies no den para más, recuerda que hay unos que no tienen piernas.
Busca tu propia salida, tu propio escape. Salta si es necesario o vuela también.
Camina, corre, gatea, arrástrate. Pero siempre por el camino.
Tira la brújula y el mapa, sigue todo por la intuición.
Confía en ti, cree en ti, no te queda de otra.
No hay guía, el único guía es tu miedo, el que te cala y te inmuta.
Piensa que algunos lo intentaron y terminaron cuerdos.
El camino es largo, pero igual tienes toda la vida para recorrerlo.
Jorge Mejía
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